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Foto del escritorLucía Hernández

La terapia y las relaciones.


Últimamente he estado preguntándome por que la vida te hace enamorar de alguien que no puede estar contigo.

Y resulta que viendo una serie me entero de que tus decisiones de hoy se basan en hechos del pasado. Para ser exacta en tu adolescencia. La verdad parece muy lógico. En los primeros 5 años de vida se forman los lazos afectivos más fuertes con los padres, considerando que mi papá no tenía vida aparte del trabajo y que fui la tercera de 4 hermanos, por supuesto que mi


mamá no podría partir tantas veces el tiempo. Suena coherente que mis patrones de pareja no sean con lazos afectivos fuertes.


Una de tantas razones que ya les contare para ir a terapia fue está. Hace más de 3 años conocí a un chico 7 años mayor que yo. Debo decir que ha sido unos de los mejores perfiles de hombre con los que he estado. El inconveniente, no tenía intención de comprometerse conmigo y para ser justa, yo tampoco con él. Gracias a terapia en aquel momento entendí que una pareja es una inversión.


Quien conozca de fondos y valores, sabe que la primera regla del buen inversionista es “diversificar”. No, no estoy diciendo que salgan y busquen una relación poliamorosa. Más bien al diversificar disminuyes el riesgo de pérdida. Una pareja es una inversión de tiempo y de dinero, por decir lo menos, pero la mayor inversión de todas es la emocional. Y por supuesto con el paso de los días esperas tu retorno de inversión.


¿Pero qué sucede cuando ambos no están invirtiendo lo mismo?, eso me pasó con él.

Tenía muchas ganas de vivir un tórrido romance, pero no con él. Una sombra de mi pasado, mi única historia inconclusa se atravesaba cada vez que intentaba querer a Erik. Nunca le mentí, disfrutaba mucho el tiempo que pasaba con él. Adoraba la forma en la que me trataba. Fue el primero que me ha hecho pensar en “sentar cabeza”. Parecía una inversión segura para mí, pero él no pensaba lo mismo. Una vida estable, un buen trabajo (de él aprendí a ser apasionada en mi trabajo), una hija de poco más de 20 años, un matrimonio poco exitoso. Carro, departamento, inversiones, etc. Él ya había construido todo lo que yo empezaba a hacer. Yo estaba arrancando una carrera corporativa, mi primer cargo de liderazgo. Estaba por empezar a rentar mi propio departamento. Y si a eso le sumo que sin darme cuenta entregue mi corazón hace varios años atrás. Creo que el final de la historia se cuenta solo.


Eso fue lo que me hizo llegar a terapia. Creí que algo andaba mal conmigo y no me equivoque, no porque realmente tuviera algo mal sino porque a pesar de pensar que quería enamorarme, la verdad es que muy en el fondo me aterraba el compromiso. Y lo único que hacía era atraer hombres emocionalmente no disponibles. Mis palabras decían “si” pero mis actos gritaban “no”.


Ahí entendí que la pregunta: ¿Por qué nadie puede enamorarse de mí? No era la pregunta correcta. Sino más bien ¿Por qué pensaba que nadie podía enamorarse de mí? Se que esto les pasa a muchas de ustedes y no pienso darles una lección de vida, no soy un producto terminado, solo he aprendido a valorar cada parte de mí. Empezando por reconocer esas cosas que no me gustan pero que forman todo lo que soy. He trabajado mucho en no volver a sentirme “una mala inversión”. Hubiera querido que Erik apostará por mí, pero él también tenía sus propios demonios. Y recuerda que nadie puede dar lo que no tiene.


Una vez me contaron una historia que se resume en esta frase: “Las flores no van detrás de las mariposas, tienes que cuidar el jardín para atraer a las mariposas”. Ese jardín eres tú, cada decisión de cada día forma lo que eres. Si no te gusta algo de ti cámbialo, pero no te consientas tanto si no eres esa mujer que soñabas ser. Exígete todos los días, desarrolla nuevas habilidades, aprende un idioma, lee pero libros técnicos o especializados. Conoce gente nueva, somos el resultado de las 5 personas con las que más convives. La lista es infinita para quién está interesado en crecer.


En resumen, nada de esto lo habría entendido de no haber ido a terapia. De no haberme roto para tener que reconstruirme.



"La felicidad está dentro de uno, no a lado de alguien" Marilyn Moroe.

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