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Foto del escritorLucía Hernández

LUNA

Tal vez está historia no inició por mí, pero no va a continuar por ti.


Foto: Propia

Luna: cómplice, enemiga o amiga. Has sido testigo de todas mis aventuras sin decir una palabra. Siempre lejana y cercana al mismo tiempo, alumbrando cada uno de mis momentos. Tú me has acompañado en aquellas noches familiares, en los festejos con mis amigos, en todos esos momentos divertidos, pero también en aquellos que no me gusta recordar y más recientemente en una de las mejores noches de mi vida.


La gente dice que estoy loca, lo que no sabe es que estoy loca porque no dejas de estar en mi cabeza. ¿Te sorprende? La sorpresa no termina de explicar lo que siento. Nunca pude admitir que estaba enamorada, quise decírtelo mil veces, pero no pude decir nada.

Esa maldita diferencia de edad y la sospecha de que no me tomarías en serio.

¿Qué son 7 años? Una vida en el Tibet, una carrera en medicina… la única diferencia entre tú y yo, casi los años que llevamos de conocernos.


La verdadera razón nunca tuvo que ver contigo, siempre fui yo. Inseguridades de una mujer de 29, el miedo de que conocieras “alguien de tu edad, mejor que yo”, alguna chica con todas las oportunidades del mundo esperando a sus pies. Los temores de una historia mal contada sobre una familia fragmentada por la cotidianidad. Razones valiosas, pero no justificadas.


A veces quisiera regresar a ese momento. Esa tarde que por arrepentimiento ha taladrado mi memoria por años. Sentados tú y yo en una banca de aquella plaza comercial, tú preguntándome -¿Qué es esto, hacia dónde iba?- y yo respondiendo - Dejemos que todo fluya- cuándo en realidad quise decir -Una historia de amor- . Desafortunadamente aun no existen los viajes en el tiempo. Lo hecho, hecho está, dicen por ahí. Pero no puedo dejar de preguntarme donde estaríamos si hubiera tenido el valor de decirte esa frase. El hubiera no existe, ¿cierto? Lo peor es que ha vivido en mis pensamientos todos estos años.


Pero no todo ha sido malo. Hemos construido nuestras vidas. Te lo dije una navidad “estoy muy orgullosa de ti”, eres el único hombre en este mundo que me hace querer más, incluso de ver todo lo que trabajas me haces pensar que yo no trabajo lo suficiente. Eres el único que me ha dado las mejores noches y las peores. Porque no solo hemos construido nuestras vidas, hemos crecido juntos, hemos creado dos caminos paralelos que por alguna u otra razón siempre terminan en el mismo lugar.


¿Por qué no puedo soltarte? Yo si tengo una respuesta, ¿tú? La realidad es que nunca quise alejarme, solo tuve miedo. Miedo de entregarte mi corazón y que tú no lo quisieras. Miedo de sentirme sola aun estando contigo. De confiar en alguien menor que yo. Y hasta ahora me doy cuenta. Un año después de empezar a vivir a sola. No te voy a mentir, me la he pasado chingon estos años contigo y sin ti. Me la paso poca madre sola, pero sería mejor si le quitará el "sin ti" a mi diccionario.


Vienes y te vas cómo si mi corazón fuera de papel, sin darte cuenta de que cada vez que vienes llenas mi vida de colores brillantes y cada vez que te vas me quitas las alas y ya no puedo volar...


Se que me tomo demasiado tiempo, pero hoy estoy segura de lo que siento. No quiero alejarme, pero tampoco puedo obligarte a quedarte. Tu trabajo, tu familia, miles de preocupaciones que no quieres compartir. No puedo entrar más allá de lo que me permites saber. Como me encantaría que pudieras ver lo que ven mis ojos cada vez que te veo. Lo que siente mi cuerpo cuando me tocas, lo que siente mi corazón cuando estoy contigo. Lo más extraño es que ni yo sé si eso sería suficiente para darte cuenta de que está vez es real.


Se que no seré capaz de decirte esto a la cara. No me has hecho sentir segura de lo que sientes. ¡Descuida! No te culpo. Nadie puede dar lo que no tiene. Yo no pude darte todo esto hace 6 años. Y tal vez hoy no sea el mejor momento. Quisiera decirte que las puertas de mi casa van a estar abiertas cuando lo necesites o que mi corazón seguirá soportando cada una de tus despedidas. Pero ya no puedo seguir esperándote, ha pasado ya mucho tiempo. Debo seguir construyendo mi vida, no importa cuánto me duela no tenerte en ella.



Te quiero, te quiero como nunca podre querer a nadie. Y si no vienes quizá por eso, es que deba decirte adiós.

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